• raul.glz
  • 14/Abril/2020

Hola,

 

Si hacemos una reflexión de nuestro día a día, nos daremos cuenta que la mayoría de nosotros contamos con cierto nivel de estrés ocasionado principalmente por alguna preocupación.

 

Nos preocupamos por nuestro trabajo, por las cuentas que hay que pagar, por nuestra salud, por algún proyecto de la oficina, etc. Son un sinnúmero de cosas por las que nos llegamos a preocupar.

 

Pero no hay razón para ello. Una preocupación es básicamente la expectativa de un resultado futuro sobre el cual no tenemos ningún control. Esto sencillamente quiere decir que ni controlamos ni sabemos lo que vaya a pasar en el futuro.

 

Dale Carnegie, en su libro “How to stop worrying and start living” (Cómo dejar de preocuparse y comenzar a vivir) hace referencia a cientos de casos reales de personas que por algún motivo se preocuparon y cambiaron radicalmente hábitos que provocaron a muchos la pérdida de la salud. Todo sin una razón específica.

 

El caso del personaje más famoso mencionado en el libro es el de John D. Rockefeller, el hombre más rico de todos los tiempos.

 

A pesar de todo el dinero, el hombre vivía con tal preocupación de perderlo todo que su salud se deterioró al grado que sus médicos le dijeron que no pasaría de los 60 años de edad.

 

¿Qué hizo Rockefeller? Se dio cuenta que su preocupación no tenía razón de ser, se relajó, aceptó sus condiciones y mejoró su salud. Esto a pesar que el gobierno de EU lo obligó a partir el negocio de su vida en partes más pequeñas al considerarlo un monopolio (la interesante historia de Standard Oil la reservamos para otra ocasión).

 

John D. Rockefeller vivió casi hasta los 100 años habiendo donado una buena parte de su fortuna a la ciencia y a obras benéficas.

 

En algo que conciden la mayoría de las historias del libro, es que el 99% de las preocupaciones de la gente nunca sucedieron.

 

Hoy en día vivimos en un mundo que va muy de prisa, tanto que no nos da tiempo de reflexionar sobre lo que es realmente importante para cada uno de nosotros.

 

El preocuparse por alguna situación en particular nos quita tiempo, afecta nuestra salud, puede alejarnos de personas cercanas y acabar con amistades de años.

 

Los tibetanos saben muy bien sobre esto. Para ellos si algo tiene solución, no te debe de preocupar y si algo no tiene solución, tampoco te debe de preocupar.

 

Parece fácil decir que te dejes de preocupar por todo. Solo te pido que reflexiones sobre los motivos que hecen que te preocupes, te darás cuenta que no tienes control del resultado de ninguno de ellos, así que para que te preocupas.

 

Hoy vivimos una situación muy peculiar que nos tiene bajo mucho estrés, la del Coronavirus.  Una buena parte de la situación no esta bajo nuestro control, así que enfócate en lo que si puedes controlar y de paso lee el libro de Dale Carnegie. Te aseguro que te hará ver la vida bajo otra perspectiva.

 

Invierte bien, invierte sabiamente.

 

Raúl O. González

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